domingo, 15 de noviembre de 2009

Vivimos en una cárcel de Muros Invisibles.


¡Hola de nuevo! Y bueno, arranco con la frase que le da apellidos a mi nombre farandulero Ale Muros Invisibles.

“Vivimos en una cárcel de Muros Invisibles”. Esos Muros Invisibles son nuestros condicionamientos (todas nuestras creencias, certezas, normas, valores, tradiciones, actitudes, emociones, etc.), en la medida que vamos rompiéndolos, podremos acceder a mejores niveles de Paz Interior.

Esta frase llegó a mi por Jairo, mi querido amigo de Colombia. Amigo crucial en enseñanzas sobre vivir en “conciencia”, un día, por internet lancé una pregunta sobre si alguien ya habría experimentado lo que es vivir bajo los preceptos de la Inteligencia Emocional y recibí su impactante respuesta y también inicié mi amistad con él.

Pero, esa frase no es de él, esa frase surge de un párrafo del libro “Rejuvenezca y Viva más Tiempo” de Deepak Chopra (Ed. Norma).

Como me movió esa frase que hasta forma parte de mi nueva personalidad. Lo que Jairo trató de explicarme y lo que creo que entendí es que no hay que dar “por hecho inamovible” todas las cosas que creemos, por ejemplo, cuantos años con nuestra simple observación, la humanidad creyó que el sol daba vueltas sobre la tierra, y hasta siglos después se pudo aceptar que no era así, vaya, la persona que osaba creer que el sol era el centro del sistema solar y no la tierra, iba a dar a la cárcel ¿no es así?

Ese es un ejemplo de la humanidad, pero, en nuestro mundo individual, ¿Cuáles son las tierras que tenemos que cambiar por soles? Cuantas veces hemos hecho un concepto de una persona, es decir, le hemos puesto una etiqueta y bajo esa etiqueta lo hemos tratado, cuando posiblemente esa persona tenga mucho más que cliché mental que le hemos asignado y que además tenemos la oportunidad de romperlo y redescubrir a la persona, pero para hacerlo necesitamos algo: decidir que vamos a quitar la etiqueta y ver que más tiene esa persona que ofrecer.

La decisión de cambiar nuestros condicionamientos es totalmente personal, nadie puede decirnos como, ni cuando, ni por que y ni a que. Entonces derribar esos Muros Invisibles con los cuales hemos construido nuestra casa de creencias, romper el límite y ubicarlo en otro punto, es totalmente nuestra decisión.

Otro ejemplo es en la manera de como vemos el dinero, trabajamos, nos pagan y lo gastamos, claro, decimos, para eso hemos trabajado, ¡para gastarlo!, si, en parte se tiene que gastar (necesitamos mantener nuestras necesidades básicas), pero no forzosamente todo se tiene que gastar, nos hemos vuelto maquinas de gasto y no pensamos que una parte de ese dinero que recibimos pudiese ahorrarse, al menos, y al cuidarlo, ese dinero puede reinvertirse y dar más dinero, y entonces cambiar de “gastadores” a “generadores” de dinero, y dirás, ¿para que quiero tanto dinero? Ok, no se trata de ser materialista, sino, previsor, no sabemos si para cuando lleguemos a nuestra vejez ya no podamos valernos como en nuestra juventud y ese dinero ahorrado nos ayude a tener independencia y tranquilidad en nuestra “tercera edad” ¿Qué pasa? Que tanto nos dedicamos a gastar que gastamos lo que tenemos y lo que no tenemos (tarjetas de crédito, prestamos, etc) para terminar encerrados en nuestra cárcel de consumo, en la cual, nosotros mismos nos hemos encerrado con nuestra propia llave.

¿Cuesta trabajo empezar el camino?, si, y bastante, pero creo que el costo de seguir con los condicionamientos que tenemos es más alto, amén de que muchos de ellos nos hacen sufrir, cuando, al cambiarlos, podremos encontrar nuevos soles que iluminen nuestra casa interior y le den más luz (conciencia, paz interior) y no Muros que la obscurezcan.

Frases relacionadas:

“Toda convicción es una cárcel” (Nietzsche)

Fuentes:
La vida
Rejuvenezca y Viva más tiempo. D. Chopra. Ed. Norma
El arte de hacer dinero. Mario. Borghino.
Intercambio Postal con mi amigo Jairo.

1 comentario:

  1. Muros invisibles! Sí, eso! Bello encuentro con el blog...saludos

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